La abundancia de información sobre alimentos genéticamente modificados ha dado lugar a un movimiento de repulsa a este tipo de comida y la búsqueda de una alimentación biológicamente pura. Como consecuencia está surgiendo un nuevo tipo de trastorno de la conducta alimentaria, que caracteriza a las personas por tener una fijación u obsesión por comer alimentos que llaman “saludables” o “genéticamente puros”.
El exceso de información, que no siempre es del todo veraz o contrastada, provoca que muchos individuos opten por un tipo de alimentación que puede ser más perjudicial para su salud que beneficiosa.
Generalmente, estas personas se sienten obligadas a seguir una dieta que excluye caprichosamente los lácteos y las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y las sustancias artificiales que pueden dañar el organismo consumiendo solo vegetales y frutas crudas y a veces carnes.
Esta práctica puede acarrear carencias nutricionales. El ortoréxico no sustituye los alimentos que rechaza por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales. Esto se traduce en anemia, falta de energía carencias vitamínicas y de oligolementos.
Las personas que padecen este trastorno también tienen en cuenta los utensilios con los que realizan sus preparaciones, los cuales habitualmente son de madera o cerámica. Si consideran que lo que se les ofrece no cumple con las condiciones exigidas son capaces de dejar de comer, presentando un gran sentimiento de culpa si por algún motivo comieron algo de lo que no están seguros sea un alimento “puro”.
El nombre es ORTOREXIA, palabra que proviene del griego y significa ingesta correcta. Este trastorno se está dando principalmente en EEUU y algunos países de Europa. Según algunos expertos el bombardeo de publicidad sobre alimentos “buenos” y “malos” en estos países, sería uno de los motivos del aumento del temor con respecto a qué se debe consumir para mantenerse sanos, lo que provocaría una relación cada vez más neurótica con la alimentación.
Debemos tener claro que una alimentación saludable mejora nuestra calidad de vida y en las personas que padecen este trastorno la misma se ve muy resentida ya que la comida se convierte en el centro de la problemática de sus vidas, pasando horas programando lo que van a comer, se preocupan más por la calidad que por el placer que les puede proporcionar comer tal o cual alimento, inmersos en esta práctica van perdiendo su equilibrio emocional y deteriorando su organismo, además de su vida social y familiar.
El doctor Steve Bratman, de la Universidad de California, fue el primero en describir la ortorexia en 1997, ya que él mismo la había padecido durante muchos años y luego de tratarse pudo superarlo. Actualmente realiza una campaña en contra de estas dietas estrictas.
Cuando la alimentación se convierte en el eje de nuestra vida y comenzamos a no poder disfrutar los momentos de la comida estamos desmejorando esa calidad de vida, ya sea por las consecuencias físicas que podamos padecer o por alejarnos de las personas que nos rodean por temor a compartir reuniones donde hay comida, entonces, ese es el momento oportuno de acercarnos a un Nutricionista para que nos guíe y oriente junto a un equipo de profesionales que pondrán en práctica las acciones que correspondan para ayudarnos a mejorar esta situación.
Fuentes: Dra. Zamarrón Isabel. Departamento de Nutrición del Hospital Ramón y Cajal. Madrid.
Lic.Torres Marijo. Universidad de Buenos Aires.
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