En estados Unidos el carrito del supermercado también sube en dólares

Salir a comprar comida hoy es realmente dramático. Cada vez gasto más plata y compro menos. No sé qué voy a hacer." Angélica Smith, de 33 años, casada, con una hija recién nacida, estaba ayer a la salida del Giant, una de las cadenas de supermercados más populares de Washington, con su carrito semilleno y una preocupación enorme. "Hace un año yo llenaba de comida el carrito y nunca me salía más de 120 dólares. Ahora lo lleno por la mitad y nunca me sale menos de 130", explica Angélica, quejándose porque la leche que estaba a 2 dólares ahora está al doble, el pan que costaba 1 dólar ahora está a 3 y la media docena de huevos que salía 2 dólares ahora le cuesta 3. "Le puedo asegurar que no hay ningún alimento que no haya aumentando menos de un 30% ", dice Angélica.

"Yo gastaba 400 dólares en comida por mes; ahora gasto 700", dice Melvin Brown, taxista y jefe de familia. "Lo peor es que mientras que los alimentos aumentan, yo gano menos porque el combustible es lo que más aumentó. Mucha gente ahora usa menos su auto, pero para mí no es una opción porque es un instrumento de trabajo.

"El aumento global de los precios de los alimentos ha tenido en Estados Unidos un impacto especialmente duro porque se sumó al problema de la vivienda. Con el fin de la burbuja inmobiliaria, muchos estadounidenses tuvieron que devolver sus casas a los bancos porque no podían pagar las hipotecas. Pero eso no es todo; en un país donde todas las familias tienen uno o dos autos y el transporte público es casi nulo, el vertiginoso aumento del petróleo y consecuentemente del combustible, ha sido devastador.

Wall Street volvió a desplomarse cuando el barril de petróleo llegó a un récord de 139 dólares, es decir un aumento de 10 dólares con respecto al día anterior. En Wall Street ya hay analistas que están pronosticando que para julio el barril de petróleo estará a 150 dólares.

Ese es el contexto en el que aumentan los precios de los alimentos, cuya suba ha castigado especialmente a los sectores más pobres y medios de la población.

Fuente: Ana Baron. Clarín.