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Nutrición en el Síndrome de Dependencia del Alcohol (SDA)

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha sustituido el término ALCOHOLISMO por SINDROME DE DEPENDENCIA DEL ALCOHOL y lo define como:

“Un estado de cambio en el comportamiento de un individuo, que incluye, además de una alteración que se manifiesta por el consumo franco de bebidas alcohólicas, una continuidad de este consumo de manera no aprobada en su ambiente socio-cultural, a pesar de las dolorosas consecuencias directas que puede sufrir como enfermedades físicas, rechazo por parte de la familia, perjuicios económicos, y sanciones penales… un estado de alteración subjetiva, en el que se deteriora el dominio de la persona dependiente, sobre su forma de beber, existe la urgencia de ingerir alcohol y se pone de manifiesto una IMPORTANCIA FUNDAMENTAL DEL ALCOHOL, en que el planteamiento de las ocasiones de beber puede tener preferencia sobre el resto de sus actividades. Además de estos cambios, se observa un estado de alteración psicológica, con signos y síntomas a la privación del alcohol”.

En este síndrome tienen gran incidencia aspectos culturales y psicosociales, el consumo descontrolado de alcohol lleva al deterioro grave del sistema nervioso, del hígado y otros órganos vitales, pudiendo causar daño permanente y hasta la muerte.

La ingesta excesiva de etanol incrementa las necesidades de ciertas vitaminas debido a la disminución de su absorción y al aumento de su utilización en el catabolismo de esta sustancia, por otro lado, hay una gran pérdida de nitrógeno por orina, lo que aumenta además los requerimientos proteicos, también deben aportarse cantidades adecuadas de vitaminas del complejo B, especialmente Tiamina, B12 y ácido fólico y vitamina C, ya que su carencia eleva la probabilidad de cuadros neurológicos graves, además de otros trastornos, como puede ser por ejemplo, anemia.

Es importante prestar atención también a vitaminas como la E y A necesarias para mejorar la inmunosupresión que ocurre muchas veces en las personas que padecen este síndrome.


En esta situación, en general existe pérdida del apetito y alteración de los electrolitos y los líquidos, aspectos estos que deben tenerse en cuenta al implementar el plan de alimentación, el que debe ser bien personalizado.

En general la dieta que realizan habitualmente está basada en hidratos de carbono, desplazando el consumo de alimentos que aportan proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales necesarios para el mantenimiento del metabolismo normal y fundamentalmente la síntesis de proteínas, fosfolípidos, ADN y neurotransmisores que están especialmente afectados en estas condiciones.

Es necesario tener en cuenta en la selección de alimentos, los que son fuente de dichos nutrientes, como carnes magras, huevos, lácteos, variedad de frutas y vegetales frescos, frutas secas, cereales, legumbres y aceites, en cantidades acordes a los requerimientos individuales de calorías, micro y macro nutrientes.


Deben implementarse estrategias nutricionales, necesarias para el cumplimiento y optimización de esta alimentación, manejando la densidad calórica y el fraccionamiento, ya que generalmente padecen inapetencia y no toleran grandes ingestas, además hay que tener en cuenta los trastornos que suelen padecer, como por ejemplo esteatosis hepática, entre otros.

En la etapa de abstinencia puede aumentar la presión arterial por lo que hay que controlar además el aporte de Sodio. Si no se pudieran cubrir los requerimientos con la dieta, será necesario utilizar suplementos nutricionales, para ello se realizarán los estudios correspondientes.

El objetivo es mantener el estado general en las mejores condiciones para evitar la desnutrición y carencias que darán lugar a mayores deterioros, por lo que se hace necesaria la consulta a un nutricionista para la implementación y seguimiento del tratamiento nutricional.

El alcoholismo es un problema social, económico y de salud pública importante, cuyo tratamiento médico, terapéutico, es menester cumplimentarlo con una dietoterapia adecuada.

Una vez iniciado la etapa de recuperación, la familia es parte de la misma, cumpliendo un rol sumamente marcado y fundamental durante este largo proceso.

Este es un SINDROME DE DEPENDENCIA, que requerirá un compromiso “sentido” por parte del que lo padece y su entorno, además de todo el equipo terapéutico y grupo de apoyo, para poder lograr los objetivos propuestos.

Fuente: Lic. Torres Josefa M., Síndrome de Dependencia del Alcohol, OMS.

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